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...la ropa queda amontonada a nuestros pies y la sorpresa es may�scula: no hay sorpresa. Todos miramos alrededor, a los miles de cuerpos desnudos, y la sensaci�n generalizada es que lo m�s extra�o consiste en que nada resulta extra�o, como si uno hubiera hecho eso toda la vida y Ad�n y Eva no se hubieran tenido que tapar nunca con una hoja de parra. Tantos cuerpos, comenta la gente, impiden ver uno solo [...] En otras palabras, ni una pizca de verg�enza. [...] En el cuarto de hora que media entre el momento en que nos quitamos la ropa y la salida a la avenida Maria Cristina, la euforia crece paulatinamente. La gente est� c�moda, mira y habla mucho, sonr�e, aplaude, hay un grito com�n de �No a la guerra� y, finalmente, espera impaciente. [...] La euforia se desata. Desnudos en la calle hacemos la ola y, divertidos, incluso nos palmeamos el culo al un�sono. [...] Una �ltima fotograf�a, desnudos de pie, abrazados por parejas, muchas improvisadas. La gente grita a Tunick que se desnude tambi�n. [...] Todo el mundo est� contento y cansado, y coincide en lo mismo: la naturalidad con la que ha vivido todo y los momentos de verdadera euforia... FUENTE: La Vanguardia
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